Declaración privada I

Me mueve el afán, al que no termino de conocer y comprender, pero que distingo palpitar constantemente en mi interior. El afán me ha proporcionado algunas alegrías, pero enormes disgustos. Con gusto renunciaría a él.

Carezco de memoria y, a cambio, me sobra imaginación y creatividad. Por ello, mi vida es cojitranca, descompensada. Un beneficio de esta carencia de memoria es que, transcurrido poco tiempo, mis desvaríos pasados resultan para mí nuevos, por lo que vuelven a divertirme.bebe 2

Cuando escribo me encanta alumbrar palabras o expresiones inexistentes, pero posibles, y a continuación utilizarlas en algún texto. Reivindico las faltas de ortografía y gramaticales. Me gustaría que terminasen los escasísimos amos de la lengua que afirman la urgencia de escribir correctamente. Es una batalla que han perdido.

Pienso que mi futuro pasa por las palabras, pero el futuro es incierto, hasta en su propia verdad, por lo que debo esperar. Al escribir lo que más me agrada es corregir. Me produce mucha pereza poner un párrafo por primera vez en el papel. Sin embargo, disfruto enormemente  podando o ampliando o cambiándolo de lugar.

La finalidad de escribir es el entretenimiento. Nunca diré que escribo fenomenal, es pretencioso y falso, pues carezco de la facilidad de los brillantes. Simplemente redacto porque disfruto con ello y en la esperanza de que a algunas personas les resulte entretenido.

Soy católico y romano, hasta las cachas y cada día con mayor convencimiento. Dios me parece hermoso, tanto por su intrincada  complejidad, como por su caritativa simplicidad.

Detesto la mentira, por eso a veces  me soporto con dificultad He oído comentar que soy una buena persona, no lo sé, pero mala no soy.