Deberíamos tener en nuestro alfabeto una consonante que no se usase nunca. Tenemos la “ñ” de escasísimo uso y personalidad hispana, que casi podría servir, sin embargo me estoy refiriendo a una letra que, perteneciendo a nuestro alfabeto, no se haya usado nunca, ni al principio ni dentro de una palabra, que permanezca virgen. Una letra inútil.
La “ñ”, por tanto, no sirve. La “ñ” aparece en el nombre de nuestro país y en palabras tan bonitas como castaña o buñuelo. Palabras que inicien con la “ñ” son raras, pero todas son preciosas. Por ejemplo, existen ñandubay, ñanga, ñato, ñu, ñoco o ñandú. Particularmente hay dos palabras que me fascinan: la reina de las “eñes”: ñoño y mi preferida: ñorda o ñordiga, que significa mierda. Si no las usas con frecuencia te ruego que la incorpores a tu vocabulario, pues no deberían desaparecer.
La “ñ” se encuentra en “España”, por lo que resulta imposible liquidarla, aunque durante unos años intentaron convencernos de la inutilidad de la letra. “España” es ahora una marca. Cuando oigo esto mi estomago ejecuta un triple mortal. La Marca España es una sandez, memez y gilipollez que probablemente se le haya ocurrido a un sujeto infame que estudió dirección de empresas y un máster en marketing en Utah y que además ha trabajado en multinacionales tan diversas como las que comercializan compresas o champú para perros o plaguicida contra el escarabajo de la coliflor. Odio la idea de la Marca España.
La nueva consonante que propongo jamás se habría usado y, por supuesto, nunca llegaría a emplearse. Los filólogos serían incapaces de rastrearla y sería contenido de congresos y debates muy sesudos. Logicamente tendría su propia página en los diccionarios. En esta solo se hallaría una entrada: letra décimo… de nuestro alfabeto, consonante. Una letra inútil de todo punto. Fantástico. Incontrovertible.