Llevo algunas semanas inquieto por una idea que brotó al ver Los miserables, the flim. En una escena Fantine (Anne Hathaway), se corta el pelo al cero para venderlo; poco después muere. Después, al final de la película, su espíritu, que mora en el cielo, se aparece a Jean Valjean (Hugh Jackman) para consolarle en su muerte. Pero, ¡oh sorpresa!, ¡Fantine continua pelona! ¿Dónde se encuentra su melena oscura y sedosa, la de sus primeras escenas? ¿Permanecerá rapada en el cielo para toda la eternidad? Entonces, ¿cómo permaneceremos los demás cuando lleguemos al cielo?, ¡por Dios, ¿qué nos espera?!
Es claro que el director del flim, con su improvisación de último momento, no ayuda nada a aclarar esta importante y controvertida cuestión escatológica. Como única justificación admisible para tan grave equívoco solo admitiría que, justo en el momento de filmar la escena, se hubiera producido en el cielo una epidemia de piojos y que un arcángel, con su espada de fuego, se hubiese visto impelido a rapar a todos los justos, pero me parece improbable.
A una de mis hermanas le gustaría aprovechar su futura estancia en el cielo para poder tocar –previó aprendizaje- el piano. Toda una eternidad tocando sin descanso a Chopin, Liszt, Rachmaninoff, Debussy y Schumann, Schubert, Tchaikovsky e incluso a Maurice Ravel. No lo sé. Yo, por si acaso, he solicitado que mi habitación se encuentre en el otro extremo del palacio. Incontrovertible.
anécdotas y disimulos de un escritor 